Mi Primer Robot: la experiencia que lleva robótica a todos los 6º básicos de Renca

La Ilustre Municipalidad de Renca, UTEM y la Corporación La Fábrica de Renca suman esfuerzos para formar 1.500 estudiantes en robótica y programación, del 17 al 21 de noviembre de 2025

Mi Primer Robot es un proyecto educativo tecnológico estratégico, impulsado y garantizado por la Municipalidad de Renca, en alianza con la Dirección de Innovación y Emprendimiento de la UTEM (INNOVA UTEM) y La Fábrica de Renca. Este proyecto busca introducir a niñas y niños en el mundo de la robótica y la programación de forma temprana, significativa y accesible mediante la construcción y activación del robot OTTO DIY.

Esta experiencia es fundamental para despertar el interés por las tecnologías, promover habilidades STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas), y fortalecer el trabajo colaborativo y la creatividad en etapas tempranas.

Estas competencias son esenciales para formar a las y los ciudadanos innovadores que Renca necesita para el desarrollo de su territorio y su futuro.

Todo esto se realiza en el marco de la política pública “Crecer en Renca”, un programa municipal que busca acompañar el desarrollo integral de niños, niñas y jóvenes desde la gestación hasta su ingreso a la educación superior, ofreciendo diversas iniciativas y apoyos para promover un desarrollo integral y mejorar su calidad de vida. Mi Primer Robot se ubica como una experiencia significativa para las niñas y niños de 6° básico de las escuelas de Renca.

El hito de septiembre de 2024 marcó la primera versión masiva del programa, con la participación de 500 estudiantes de escuelas públicas y privadas de la comuna, quienes armaron y programaron su primer robot en una jornada de cinco horas, acompañados por 30 monitores UTEM y 56 ayudantes técnicos. Este 2025 se cumple el gran sueño de la comuna: que Mi Primer Robot sea una experiencia universal para todos los niños y niñas de 6° básico, garantizando de manera efectiva el acceso equitativo a la tecnología, la creatividad y la robótica para los 1.500 estudiantes.

El proyecto se distingue por combinar la tecnología, el juego y la colaboración, lo que permite a cada estudiante involucrarse en la creación tangible de un robot desde sus inicios. Esta inmersión práctica no se limita a la interacción con herramientas tecnológicas concretas, sino que también actúa como catalizador para potenciar la confianza, la curiosidad y el sentido de logro en cada participante. Además, esta iniciativa se ha consolidado como un referente educativo en Renca. Demuestra con éxito que es viable impartir conocimientos de robótica de manera lúdica e inclusiva, y subraya cómo la unión de fuerzas entre una universidad estatal, la comunidad educativa y la administración municipal es capaz de forjar experiencias de alto valor para los niños y niñas de la comuna.

Evolución de Mi Primer Robot

    La historia de Mi Primer Robot comenzó en 2022 con talleres exploratorios en colaboración con la profesora Maureen Sepúlveda. Mientras que, en 2023, se desarrolló un pilotaje con 17 niños, integrando un kit modificado por INNOVA UTEM.

    En 2024, el proyecto dio un paso clave y consciente en equidad al implementar un taller exclusivo para 15 niñas, demostrando el compromiso activo de Renca por cerrar la brecha de género en áreas STEAM, un acto de justicia e intencionalidad política crucial para la igualdad de oportunidades. Ese mismo año, Mi Primer Robot se incorporó oficialmente a la política pública del municipio integrándose al programa “Crecer en Renca”.

    Durante 2025, Mi Primer Robot dará un nuevo salto: se transformará en una experiencia universal, llegando a todos los niños y niñas de 6º básico de la comuna, beneficiando a cerca de 1.500 estudiantes.

    Una experiencia transformadora

      En la versión 2024 de Mi Primer Robot, quinientos niños y niñas de 6° básico vivieron una gran experiencia: tocar, construir y programar por primera vez un robot real. En un solo día, cada participante recibió un kit de OTTO DIY, lo ensambló pieza por pieza y conectó sus cables para aprender a programar, utilizando un entorno de programación por bloques. El propósito era lograr que el robot ejecutará funciones gracias al esfuerzo de cada participante, lo que generó un momento de asombro, orgullo y confianza para ellos. La experiencia es mucho más que una clase de robótica: es una vivencia emocionalmente potente, donde se rompe el miedo a la equivocación y se fortalece la idea de que todos y todas pueden aprender tecnología.

      Este proceso formativo dotó a las y los estudiantes de una comprensión básica de electrónica, lógica computacional y la interacción esencial entre hardware y software, y lo hizo en un entorno colectivo, cooperativo y profundamente estimulante. Además, el impacto se extendió al hogar: al compartir lo aprendido, el robot se transformó en una poderosa herramienta para iniciar conversaciones familiares sobre tecnología, educación y el futuro.

      La versión 2025 de Mi Primer Robot, programada para realizarse entre el 17 y el 21 de noviembre, buscará un salto cualitativo al superar las metas del año anterior, que se concretará al aumentar la cantidad de beneficiarios y al integrar herramientas de evaluación cualitativa, esenciales para determinar el impacto genuino de la experiencia en el desarrollo educativo de cada participante.

      En un contexto donde el acceso a la tecnología a menudo depende de la capacidad económica, el proyecto Mi Primer Robot demuestra que es posible crear experiencias de alta calidad a partir de la colaboración, la planificación rigurosa y la voluntad política. Esta iniciativa es fruto de una alianza público privada, en donde sus organizadores son la Municipalidad de Renca y la UTEM. El financiamiento privado para su cobertura universal fue entregado por Costanera Norte y por último, la iniciativa es patrocinada por el Ministerio de Ciencia, tecnología, Conocimiento e Innovación. 

      Su propósito va más allá de formar futuros ingenieros o programadores; busca formar ciudadanos críticos, creativos y capaces de imaginar y construir su propio futuro.

      Uno de los pilares más valiosos, que se potenciará en 2025, es la relación virtuosa establecida en 2024 entre profesionales de la UTEM, estudiantes universitarios de la UTEM, estudiantes del Instituto de Cóndores Poniente (ICCP) y del Liceo Benjamín Dávila Larraín, además, por supuesto, de los niños y niñas de Renca.

      Esta articulación intergeneracional y multidisciplinaria resultó clave, facilitando un entorno de aprendizaje horizontal donde cada actor cumplió un rol esencial: los profesionales diseñaron los contenidos y coordinaron la jornada; los estudiantes universitarios facilitaron la experiencia y resolvieron dudas técnicas; y los estudiantes técnicos apoyaron con entusiasmo y cercanía, mientras que los niños y niñas aprendieron colaborando entre sí.

      En suma, esta estructura metodológica ha validado que, con una planificación clara y los materiales idóneos, es posible enseñar robótica desde cero en un lapso de pocas horas, logrando una experiencia lúdica, colectiva y profundamente transformadora.

      Experiencia de los monitores “Monitores UTEM: formar enseñando, enseñar formando”

        La participación de estudiantes universitarios como monitores constituye uno de los pilares más valiosos del proyecto. Durante 2024, más de 30 estudiantes de la UTEM, provenientes de carreras como Diseño Industrial, Ingeniería Civil Electrónica e Ingeniería en Computación, se encargaron de guiar la formación de los niños y niñas con paciencia y empatía. Esta labor se transformó en una valiosa instancia de aprendizaje mutuo, obligando a los universitarios a traducir conocimientos complejos a estrategias pedagógicas accesibles.

        Pensando en 2025, el programa de formación para monitores será más robusto. Incluirá talleres enfocados en inclusión, comunicación efectiva y resolución de problemas en contextos educativos. Además, se busca sistematizar su experiencia mediante bitácoras de aprendizaje y la creación de una comunidad activa que permanezca operativa incluso después de que finalice el evento. Esta dimensión formativa eleva el rol de los monitores, no sólo convirtiéndolos en facilitadores, sino en agentes activos de transformación social y educativa.

        En este contexto, el robot OTTO DIY trasciende su función, actuando como un puente entre el mundo físico y el digital, un disparador de emociones, preguntas y nuevos aprendizajes.

        El hecho de que cada niño y niña se llevara su robot a casa en 2024 potenció este impacto. OTTO se convirtió en un símbolo de logro personal y una pieza viva que inició conversaciones familiares sobre tecnología. Se estima que, gracias a cada robot entregado, al menos otras tres personas participaron indirectamente del proceso, amplificando el alcance del proyecto más allá de las aulas.

        Este 2025, Mi Primer Robot buscará innovar, integrando nuevos desafíos tecnológicos como la incorporación de sensores de proximidad, que permitirá reforzar la creatividad, el pensamiento lógico y el trabajo en equipo. De esta manera, el proyecto continuará creciendo como una red de aprendizaje colaborativo donde la tecnología es la herramienta para imaginar, crear y transformar el futuro desde Renca.

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